sábado, 11 de agosto de 2012

Vaya playas


“¡Esto es el paraíso!”. Es lo primero que piensas. Lo que siempre has visto por la tele y revistas, lo tienes delante: esas playas de tierra blanca, agua color turquesa y hileras de palmeras bordeando la costa están ahí. La sensación es de que estas en otro mundo.

La arena, fina, de color claro, que no se pega en los pies. Resulta muy agradable. El agua, cristalina y limpia. Poco profunda y donde te puedes adentrar sin que haya irregularidades en el suelo y sin que te cubra inesperadamente. Nada de manchas de aceite flotando, bolsas y basura a la deriva, todo muy natural y puro. 





La vegetación es básicamente palmeras. Altas y delgadas, proporcionan buen cobijo si te pones debajo de ellas. Las más próximas a la orilla, se inclinan hacia ella, haciendo que algunas puedas subirte y descansar en ellas, tal cual los anuncios de Ron que vemos en España.

En la excursion en barco que hicimos, toda la parte de costa visible desde el barco era del mismo estilo. Hileras de palmeras y arena blanca. Las islas Santa Catalina y Saona fue aun más impresionante si cabe. El desembarco a pocos metros de la playa, y aproximarte a la isla a través de esa agua cristalina fue muy bonito, una excursión totalmente recomendable.




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